CUENTOS
2024 CD
Cuentos
01. Infarto de miocardio (Muerte de los tejidos)
02. Dios es mujer
03. Neurosis infantil
04. Uno
Autor: Javier López Trezza
Narración: Grisel Galligani
Fotografía: Claudia Alejandra Barrionuevo
Diseño gráfico: Vicky Campos
Los cuentos fueron grabados en Buenos Aires, en febrero de 2024.
Las obras narradas pertenecen al libro Una sola flor, del escritor Javier López Trezza.
Braulio Brown y sus cuentos cortos para fines de semana largos, del libro Una sola flor, de Javier López Trezza. Narrado, por Grisel Galligani
Al Dr. Eduardo Peñaloza
Por Braulio Brown.
-El dolor me parte el pecho-, le dijo Little Donne a la doctora que estaba a cargo de la guardia del sanatorio al que había llegado hacía escasos minutos. Un electrocardiograma dejó al descubierto que estaba infartado y de inmediato fue trasladado al quirófano.
Se presentó Peñaloza, el cirujano a cargo de la intervención, que a los gritos les pedía a las enfermeras que no lo tocaran, que no había tiempo.
Un pequeño y certero corte en la muñeca derecha abrió paso a un catéter que fue en busca de la obstrucción, y Little Donne, diez minutos después, le preguntó en vano a una de las enfermeras si se estaba muriendo.
El pecho le ardía, y mucho.
Peñaloza le pidió a Little que por favor no respirara por unos segundos, pero inmediatamente sintió que todo el aire de Buenos Aires y sus alrededores ingresaba en sus pulmones.
-Desobstruí una arteria y parte de la otra que ya empezaba a cerrarse también. Te puse tres stent en lugares específicos, pero cuídate, hijo, porque no podés volver acá nunca más; incluso, debo aclararte que si hubieras venido media hora más tarde no habría podido hacer nada- le aseguró el cirujano.
Se abrió la puerta del quirófano y ahí estaba su familia.
-Nunca vi tanta desprotección en los ojos de mi mujer y en los rostros de mis hijos- le dijo Little Donne a Peñaloza, dos semanas después, y con el alta médica en la mano. Little se despidió del médico con un abrazo y salió de la clínica junto a su mujer sabiendo que: Cuando estás a media hora del fin, el tiempo sobra para entender lo que en general te puede llevar cincuenta años.
DIOS ES MUJER
Por Braulio Brown.
-Soy escritor- le respondió Little Donne al chofer del taxi que lo llevaba a su casa -aunque recién termino de grabar un disco. A veces me junto con amigos y hacemos canciones, humildemente lo digo, pasamos un buen rato y listo. Me parece que se pueden hacer canciones únicamente con buena gente, porque no sé si la mala gente hace canciones.
El taxista dijo tener un sobrino baterista que tocaba como los dioses; también le contó que no tenía hijos, que lo habían abandonado cuando era bebé, que pasó por los reformatorios más importantes del país y que hacía poco tiempo había conocido a su hermano, quien le recordó que eran cuatro en total: dos mujeres y dos varones.
Little volteó la cabeza intentando que no se notara que estaba conmovido, y le dijo que debería buscar a alguien con quien compartir sus días, que como dice la canción Stand by me: «No importa quién eres, no importa dónde vayas en la vida, porque en algún momento vas a necesitar que alguien te acompañe».
Sin embargo, el chofer estacionó el auto en la esquina indicada y le dijo:
-No maestro, no quiero que nadie me acompañe, que nadie me abandone más...
Se estrecharon las manos, y mientras Little cruzaba la calle rumbo a su casa, recordó que años atrás su vida se había convertido en un infierno, como si fuera un rascacielos que un día ardió en llamas y cuya única opción era saltar. Y al hacerlo cayó sobre un toldo que amortiguó la caída.
Little guarda para él la respuesta de cómo se salvó, de cómo escapó de la locura, del desamor. No tiene ninguna duda de que Dios es mujer y de que es ella quien da vida, quien redime, quien ama, quien cura.
Little Donne abrió la puerta de su casa y ahí estaba su «diosa», la mujer con la que aprendió que no se puede abandonar lo que se ama.
NEUROSIS INFANTIL
Por Braulio Brown.
Mientras la noche se acomodaba para pernoctar en Buenos Aires, Little Donne miraba atentamente desde la ventana del taxi a una pareja que se besaba con mucha pasión, como si fuera una escena extraída de la película Sofía, de Alejandro Doria. De pronto, el taxista lo sorprendió preguntándole si fumaba. Little respondió que no, que sería un suicidio si lo hiciese porque había sufrido un infarto. El chofer le comentó que había podido dejar el cigarrillo y que era evangelista. -«Y de la costilla que el señor Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre» dice la Biblia en el capítulo 2, versículo 21 del Génesis, porque la mujer debe cuidar al hombre, amarlo y respetarlo. Y nosotros debemos respetar a la mujer también. No se puede ser adúltero ni con el pensamiento ¿sabe? -dijo el chofer, y continuó: -En el capítulo 6, versículo 19 de la Primera Carta a Los Corintios, la Biblia dice: «Ustedes no son sus propios dueños, fueron comprados por un precio, por lo tanto, honren con su cuerpo a Dios», es decir que está claro que el adulterio no es solo físico, sino también mental, y que la masturbación, por ejemplo, es un flagelo que conduce a la pornografía. Imaginar a una mujer desnuda con el fin de codiciarla es adulterarla con el corazón ?concluyó el taxista.
Little Donne quedó perplejo. Pagó y se bajó en silencio. Y mientras caminaba hacia su casa, recordó una frase de Sigmund Freud: «La religión es comparable al menos con la neurosis infantil».
Little sabe que de la psicosis no se vuelve sin ayuda profesional, que nadie escapa a nada solo, y mucho menos del encierro mental, donde queda claro que la censura es la cárcel y la salud es la libertad.
UNO
Por Braulio Brown.
En su libro El banquete, Platón invitó a médicos, poetas y amigos a una charla en la que cada uno de los invitados dio su propia versión sobre el amor. Entre ellos estaban Sócrates, Fedro, Agatón y Aristófanes, quien dijo: «Hace millones de años los seres humanos eran todos redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas y dos órganos genitales. Había tres sexos: hombre, mujer y andrógino (macho y hembra juntos). Los hombres descendían del sol, las mujeres de la tierra y los andróginos de la luna, pero eran tan soberbios que llegaron a desobedecer a los dioses. Por eso Zeus, Apolo y toda la camada de dioses griegos se pusieron de acuerdo para terminar con las desobediencias humanas y decidieron por unanimidad cortarlos a todos en dos partes iguales».
Little Donne apoyó el libro de Platón sobre su pecho y entendió que este era el motivo por el cual los hombres nos sentimos completos cuando amamos, es decir, cuando sentimos que encontramos a la otra mitad.
Little giró la cabeza y miró a su mujer, la abrazó con fuerzas y susurrándole al oído le dijo:
-Ya somos uno...